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Pero cuando vino la plenitud del tiempo(A), Dios envió a Su Hijo, nacido de mujer(B), nacido bajo la ley(C), a fin de que redimiera a los que estaban bajo la ley, para que recibiéramos la adopción de hijos(D). Y porque ustedes son hijos, Dios ha enviado el Espíritu de Su Hijo a nuestros corazones(E), clamando: «¡Abba! ¡Padre(F)!».

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